La Abimo, asociación brasileña que reúne el sector de equipamientos médicos y hospitalarios, estima que en Brasil 40% de los aparatos de videolaparoscopia y endoscopia para análisis y cirugías mínimamente invasivas son ilegales.

De entre ellos, 70% provendrían de contrabando y 30% de piratería, afirmó Paulo Henrique Fraccaro, superintendente de Abimo. El mercado mueve 250 millones de reales (US$ 76,9 millones) por año.

El valor agregado es lo que ha convertido a estos aparatos en objetivos de las cuadrillas. Un equipo nuevo importado cuesta 280.000 reales (US$ 86.100) a través de vendedoras brasileñas autorizadas (en Estados Unidos, ese valor es la mitad).

Los fabricados en Brasil salen por cerca de 120.000 reales (US$ 36.900). En cambio, los provenientes de contrabando se venden por 80.000 reales (US$ 24.600).

Aún no está clara la forma en la que actúan los contrabandistas y cómo estos productos llegan a las clínicas y hospitales brasileños. Se sospecha que una gran parte se compre en Estados Unidos, en subastas de equipamientos usados o renovados.

En Brasil, la Anvisa (Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria de Brasil) prohíbe el comercio de equipamientos usados, pero autoriza los renovados (con la garantía de las características de seguridad del fabricante original).

La Abimo y otros fabricantes nacionales, que prefieren no identificarse por miedo a represalias, sospechan que muchos equipamientos lleguen a Brasil desmontados en grandes contenedores.

En operaciones de la Policía Federal, ya se incautaron aparatos laparoscópicos desmontados en equipajes de pasajeros que desembarcaron en Cumbica, Aeropuerto Internacional de São Paulo, procedentes de Miami (Estados Unidos).

En Brasil, los principales compradores son médicos, hospitales y clínicas. "Ellos tienen constancia de la ilegalidad y de los riesgos a los que someten a sus pacientes", afirmó Fraccaro.

SIN GARANTÍA

Entre los posibles problemas de un aparato de contrabando está la falta de garantía de calidad y de seguridad, pueden provocar desde imprecisiones en el análisis hasta infecciones y quemaduras causadas por la falta de mantenimiento adecuado.

En muchos hospitales, son frecuentes las situaciones que favorecen el uso de los equipamientos de contrabando.

Estos aparatos, en general, pertenecen a los equipos médicos, que los utilizan en procedimientos como cirugías ortopédicas y ginecológicas, y los hospitales no tienen como práctica rutinaria exigir a los equipos médicos los documentos que atestan sobre la procedencia del equipamiento.

Folha constató que no es raro que los profesionales "ganen" el aparato del distribuidor a cambio de convertirse en cliente exclusivo de piezas médicas menores como pinzas y tijeras.

"En los hospitales de referencia, que pasan por acreditaciones, esto es más difícil. Es un caso que puede darse en instituciones menores", afirma Francisco Balestrin, presidente de la Anahp (asociación brasileña de hospitales privados).

Según informaciones del Cnes (Registro Nacional de Establecimientos de Salud), habría en total 3835 equipamientos de videolaparoscopia en uso en Brasil. El sector estima que haya, por lo menos, el triple de equipamientos.